Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos. Nehemías 8:6.
Dios dice, por medio del salmista: “El que sacrifica alabanza me
honrará” (Sal. 50:23). La adoración a Dios consiste mayormente en
alabanza y oración. Todo seguidor de Cristo debiera ocuparse en esta
adoración. Nadie puede cantar en lugar de otro, dar testimonio en lugar
de otro u orar en lugar de otro. En general, nacen demasiados
testimonios oscuros en el servicio social [reunión de oración], con más
sabor a murmuración que a gratitud y alabanza.
Cuando la Palabra de Dios fue hablada a los hebreos en la antigüedad,
el Señor le dijo a Moisés… “Y el pueblo diga amén” (Sal. 106:48). Esta
respuesta, en el fervor de su alma, fue requerida como evidencia de que
entendían la palabra hablada y les interesaba.
Cuando se trajo el arca de Dios a la ciudad de David y se cantó un
salmo de gozo y triunfo, todo el pueblo dijo: Amén. Y David sintió que
había sido plenamente recompensado por sus labores y ansiedad…
Hay demasiado formalismo en la iglesia… Debiéramos estar tan
conectados con la Fuente de toda luz que seamos canales de luz para el
mundo. El Señor desearía que sus ministros que predican la Palabra sean
energizados por su Santo Espíritu. Y el pueblo que escucha no debiera
permanecer en una indiferencia adormecida o con su mirada vacía, sin
reaccionar a lo que se dice.
El espíritu del mundo ha paralizado la espiritualidad de los tales, y
no están despiertos ante el tema precioso de la redención. La verdad de
la Palabra de Dios es hablada a oídos de plomo y a corazones duros, no
impresionables…
Estos individuos aburridos, descuidados, muestran ambición y celo
cuando se ocupan de los negocios del mundo, pero los asuntos de
importancia eterna no llenan su mente ni les interesan como las cosas
mundanales…
Los cristianos fructíferos estarán conectados con Dios y serán
inteligentes en los asuntos de Dios. Su meditación se centrará en la
verdad y el amor de Dios. Se han deleitado con las palabras de vida, y
cuando las escuchan habladas desde el pulpito pueden decir, como los dos
discípulos que viajaban hacia Emaús cuando Cristo les explicó las
profecías en referencia consigo mismo:
“¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Luc. 24:32).
Todos los que están conectados con la Luz dejarán que su luz brille
ante el mundo, y en sus testimonios alabarán a Dios, hacia el cual
fluirán sus corazones en gratitud” -Review and Herald, 1 de enero de
1880
MEDITACIONES MATINALES PARA ADULTOS 2013
DESDE EL CORAZÓN
Por: Elena G. de White
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